martes, 30 de diciembre de 2008

Sin sentido

Las palabras, sin mùsica, sin letra
Desfilan fuera de mi boca, arrancando
Paso a paso, mi piel; yo no mando
Sòlo soy una veleta...

Canto sin acompanamiento
Lloro sin sentimiento
No sé que hacer sin hacer nada
No sé que cantar con palabras

El viento me lleva, me balancea
Me sume en la profunda confusiòn
Me adora hasta mi terror
Y me desea honor...

Ahora esto lo he escrito
Cantado, recitado
Sin el màs mìnìmo sentido
Lo doy por sentado

viernes, 26 de diciembre de 2008

Lejos

Lejos

Es como si el mundo se esfumase

Como si las personas se volviesen fantasmas

Como si las estrellas desapareciesen

Como si me ahogase en mis lágrimas

Como si nada fuese realidad

Lejos

Es algo imposible de describir

Y imposible de no sentir

Como si las nubes se solidificaran

Como si las sonrisas fuesen amenazas

Y yo flotara, tan ligera

Que me elevaría hasta mi pena

Y explotaría de dolor si pudiera

Pero estoy demasiado lejos...ni siquiera.





miércoles, 24 de diciembre de 2008

¿Sabeis?


¿Sabéis?
He perdido mis alas.

Lo empecé a intuir cuando volé hacia la copa de un árbol, para recoger la rosa de un enamorado que la tiró. Noté un levísimo dolor al aletear, pero se me olvidó al pincharme con la flor.
De mi dedo salió una gota de sangre azul.
Me hicieron daño cuando intenté, sin éxito, llegar a la luna y atraparla en una red, para traertela y que no digas que no puedo hacer lo imposible sin ti.
No esperaste a que volviese y me quedé con ese planeta en su cárcel.
Se me desgarraron un poco al saltar un muro que cubría un jardín en el que había perdido mi amiga una pulsera dorada, que no encontré.
Ésta se enfadó y no volvió a hablarme nunca más.
Me fallaron por primera vez el día que intenté saltar de un rascacielos por la noche, para ver si algún otro ángel corría a rescatarme, o si no, para alucinarlo con mis piruetas. Un ángel que ni se dio la vuelta.
Caí en picado sin poder hacer nada, y maté un humano.
Hoy, conversando con el viento, se han replegado sobre sí mismas y me han dejado sola, en la terraza, pues el señor aéreo no podía permitirse hablar con al
guien de tan baja alcurnia.
Volví a coger la rosa del principio, me pinché otra vez y salió de mí sangre roja.

¿Sabéis?
Soy humana.
Y me da igual, por que mis alas eran demasiado egoístas cómo para que yo fuese un buen ángel, y que otro se fijase en mí.
Así que ahora soy una chica, con familia, alguien que me quiere y un buen corazón.
Gracias, alas egoístas.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Alegría


Alegría: sensación de felicidad que se siente al pasarte algo bueno, al estar rodeado de algo que te gusta, al ocurrir lo que tú querías....

¿Es eso la alegría?
No, yo no creo que sea eso...

Alegría es volar encima de las nubes
Alegría es abrazar a alguien que está triste
Alegría es que tu príncipe te de un beso
Alegría es que un pájaro venga a piar en tu hombro
Alegría es escuchar el canto del río mientras nadas
Alegría es escribir mientras que el sol acaricia tu pelo
Alegría es charlar con una amiga que aprecias
Alegría es que tu peor enemigo se restablezca y te sonría
Alegría es que una voz rota te susurre al oído
"Gracias a ti, la vida ya no es una lágrima"

domingo, 21 de diciembre de 2008

Fría Navidad

qué pasaré una fría Navidad
qué la pasaré sola
qué para mí será
Una Navidad embriagada de tristeza
Llena de soledad, vacía de alegría.

que pasaré una fría Navidad

Sin personas que me abracen

Sin regalos que recibir ni dar

Sin sitios en los que celebrar

Lo que debería ser una fiesta popular

Pero os deseo Feliz Navidad a vosotros, para que nadie más se parezca a mí...

viernes, 28 de noviembre de 2008

Ella cogió el libro por la primera página, y empezó a escribir con un bolígrafo sin tinta. Escribía y escribía, sin parar, sin detenerse para reflexionar sobre la siguiente frase, sin tachar ni una sóla falta y corregirla, sin recordar algo y apretujarlo entre dos palabras.
Sus ojos seguían las líneas que trazaba, vacíos, vagando por otro lugar en vez de concentrarse en lo que estaba haciendo su mano. Pasó páginas y páginas, sin parar ni un segundo, y despegaba cada vez con menos facilidad el papel húmedo y amarillento.
El sol se acostó, pero ella no hizo el ademán de resguardarse en su cama sin mantas, y se quedó sentada en su silla sin cojín, escribiendo a la débil luz de una vela sin fuego.
Cuándo por fin llegó a la última palabra, al último punto, y que reposó su utensilio al lado de la libreta, una ráfaga de viento sacudió las páginas y las hizo desfilar, una tras otro, en su inmenso vacío. Seguían amarillentas y húmedas, y ni un trazo se leía en ellas. Estaba sin nada escrito, ni siquiera las marcas que el bolígrafo, apretando, debería haber dejado sobre el papel.
La chica dejó caer la libreta, y vio impasible cómo sus páginas se despegaban e iban cayendo al charquito abajo de la ventana sin cristal ni cortinas, mojándose y reduciéndose a míseros folios descompuestos, sin un rastro de tinta.
Ella levantó la cabeza, sin lágrimas en los ojos, y, fijando con ellos un marco vacío pegado con celo, susurró con apenas un poco de voz:
- Mi vida eras tú, y cómo no viniste, me quedé sin ella.
Cerró los párpados y se dejó llevar por la Señora, con la incertidumbre de adónde iría, pues no había hecho nada ni bueno ni malo en sus años de vida. Dedicada a esperar algo que no vendría, se había marchitado y había perdido sus oportunidades con los que no esperaba.

Es más sano coger al imperfecto

que esperar al perfecto.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Memorias de un día cómo tantos otros...

Estoy sentada en uno de los tres bancos que disfrutan de la sombra de ese árbol cuyo nombre me es desconocido, junto a una amiga, escuchando una canción que no me gusta precisamente.
¿A quién se le ocurre poner esta cosa, cuándo sabe qué la odio?
Mi compañera está charlando sobre la salida que planeaba hacer esta tarde al centro, quejándose de que los padres de sus invitadas no les permitiesen ir. Esos comentarios me entran, pero no replico nada. Sé que lo que diré sonará demasiado sensato, y que de todas maneras me mandarán callar la boca, cómo siempre.
Las palabras de una empollona no importan para una chica guay...
La chica de enfrente, que juega con su mP4, se levanta y me pregunta si la puedo acompañar a la cafetería a comprarse un trozo de pizza, precisando que tiene el dinero justo. Entiendo la indirecta de que no me quiere invitar, por que sé que tiene más de dos euros; pero si se lo digo, seguramente me contestará que me traiga mi propio dinero, cómo siempre.
Me prometo cada día que lo hago de no invitarla, en vano...
Volvemos media hora más tarde, después de que haya engullido su compra, ido a mirar su querido admirado lejano y que me cuente todos sus pesares. Lo típico: si él le ha mirado, si le ha dicho no sé cuantas cosas por messenger...Ah, no, había una novedad. Le había recomendado de subirse los pantalones y afeitarse el bigote, y, oh, le había hecho caso.
Qué gran ilusión...
Me doy cuenta de que hay una persona nueva entre nosotras, e intento que me acompañe a las gradas, para satisfacer un poco mis ansias de hacer lo que me plazca y de paso, permitirle que me relate todo lo que le ha pasado hoy.
Al llegar a las que dan a la pista de baloncesto, me doy cuenta que él está allí.
No le mires, leñe, no le mires.
Intento escuchar atentamente las palabras que caen sobre mí, proveniendo de mi compañera; pero una y otra vez, no resisto a la tentación de torcer la cabeza y verle moverse de repente, o pararse y inclinarse sobre el muro de esa manera que me gusta tanto.
De repente, la campana suena.
Ninaninaninaninaaa
Él para de jugar, y baja de la cancha con lentitud. Sus ojos se tropiezan con los míos a la vez que le alcanza uno de sus amigos, que tiene un corte de pelo de monje, y que le susurra algo. Me vuelve a mirar, pero esta vez con intención.
Adivino que ése le ha comentado que ayer me pasé diez minutos siguiéndole en los pasillos...

Realmente, yo no puedo pedir nada. Los sucesos de cada día son tan intensos...

sábado, 15 de noviembre de 2008


Incomprendida. Así me siento, cómo si nadie, nadie pudiese siquiera adivinar el incendio, la inundación que hay en mí. Un paraje desértico en mi corazón, nadie me apoya, nadie consigue saber qué diablos me pasa.

Risas, bromas, lágrimas, llantos...no es eso. No es ni dolor, ni alegría, ni miedo, ni sorpresa, ni algo que se pueda describir con una sola palabra...Se podría decir que la llama de mi...no, no es eso. O quizá que se ha formado un témpano de hielo alrededor de...no, no es eso. Puede que una enredadera que se me ha subido y ahoga mi...no, no es eso.

Ni siquiera yo sé lo que ocurre dentro de mi mente...

Pero, ¿por qué nadie es capaz de preguntarme cómo estoy sin tomárselo en serio? ¿Por qué nadie puede susurrarme un precario consuelo en vez de soltar una risa tonta? ¿Por qué nadie intenta siquiera abrazarme, cogerme en sus brazos y decirme que no estoy sola?

Porque lo estoy; y si no, ¿por qué no veo a nadie al lado mío? ¿Acaso una niebla me impido ver más allá? ¿O tengo la vista borrosa de tanto tragarme lágrimas silenciosas? ¿O hay una cordillera que me rodea e impide el paso hacia mí?

Preguntas sin respuesta, cómo siempre...


¿Es que nadie puede entenderme? ¿Nadie en el mundo puede siquiera comprender una milésima parte de mis enrevesados pensamientos?


miércoles, 12 de noviembre de 2008

Ese momento en el que estás ahí soñando, mirando la ventana, viendo un ciudad humeante bajo un cielo gris, y que te parece que veas un arcoiris...
Ese momento en el que te acurrucas para protegerte del viento helador del mundo, y que te sientes cálida, segura, en una playa sola...
Ese momento en el que sabes que en el piso de abajo alguien te está llamando para ir a cenar, pero que tú sólo pareces escuchar unos susurros alentadores...
Ese momento en el que musitas cosas para ti sola, pero que hablas con miles de personajes extraños y seguramente presentes en tu cabeza...
Ese momento en el que hueles el humo del tubo de escape de los coches, pero en tu nariz sólo entra el olor divino del rocío de la aurora...
Ese momento, ¿qué es?
El momento en el que una puerta hacia tu mundo se abre.



miércoles, 22 de octubre de 2008

Burbuja


Sí. Mi burbuja, en la que se reflejan, se deforman, se embellecen las luces de lo que hay más allá. A veces me apreto contra sus límites, me intento juntar a algunas personas, pero nunca me acerco demasiado: podrían romperme mi burbuja. Y fuera de ella nadie ve lo que siento de verdad. Tengo que dejar que mis palabras atraviesen sus finas paredes para que alguien me conozca de verdad. Y eso, sólo lo hago aquí.
El aire que respiro no es el de los demás. El mío es el que mi burbuja crea, el que mis manías y mis ilusiones alientan.
Sí. Es raro. Pero es diferente. Y es mi burbuja.
Porque, lo más importante de ella, es que es parte de mí. A nadie le importa, salvo a mí. Claro, ¿a quien le interesa que una chica, de repente, pierda su mundo, sus murallas invisibles?
Porque es sólo mi burbuja.

Un pequeño desvarío simple, sincero. Me ha salido del corazón, ese mismo corazón que estoy curando con tiritas descompuestas.

domingo, 19 de octubre de 2008

Silencio


No sé cómo describirlo. Una sensación escalofriante, que me ha recorrido de parte en parte. Como si nada fuese importante. Como si nadie existiese. Como si yo fuese algo que no puede aspirar a lo que otros llegan.
Me he sentado en el borde de la ventana, y he mirado las nubes plomizas, mientras que mi pelo bailaba al son del viento. Una dulce melodía me ha llegado, un conjunto de notas que yo misma había creado. Mi melodía. La que daba cuerpo a todas mis ilusiones, a todos mis secretos, a mis más oscuros pensamientos.
Mis ojos se han cerrado durante un momento, para escuchar ese suave ruido que alentaba mi corazón. Cuando ya había agotado todos los sonidos que me hechizan, desde el aullido de una tempestad al tintineo de las gotas, he levantado los párpados y he mirado enfrente mío. A ese árbol que amenazaba con caerse encima del tobogán sucio del parque.
He vuelto a la calidez de mi habitación y me he tumbado en la cama, el pelo desparramado sobre la almohada. El olor especial de la lluvia me llegó a la nariz y me acurruqué. Aproveché de ese silencio para evocar lo más preciado para mí, y me di cuenta que demasiadas cosas acudieron a mi mente.
Encendí el radiocasette y escuché una de las pocas canciones no tristes de Amaral. Porque quería contrastar, no estar en harmonía. Porque ese nudo en la garganta no hallaba explicación.
Ahora oigo otra vez las gotas contra el cristal, pero muy tenuemente, dado el ruido que hace mi hermano. Y el olor es el de la tarta que he preparado.
Sin embargo, me siento igual. Sola. Muy sola. No he podido inclinar mi cabeza en el hombro de nadie, no he confiado mis pesares. Tampoco ninguna persona me escuchó cuando pedí sentarme en el sofá cerca de ella para, simplemente, hablar.
Porque ya no soporto este silencio cuando los demás no me incluyen en su círculo. Necesito...no estar sola. Necesito colmar ese vacío.
Ese silencio, quiero que mis lloros lo inunden. Y que los escuche alguien.

viernes, 17 de octubre de 2008

Quiero mis sueños...


Esas tres palabras son mi verdadera razón de no saltar todavía al vacío. Mis sueños, pequeños o grandes, realizables o imposibles, son el suelo en el que me apoyo para no caer. Porque caería, si no los tuviese.
Es algo que no conseguiré alcanzar nunca, calmarlos todos, y menos mal...menos mal que están esos momentos en los que me balanceo en el columpio del parque y sueño, y sueño...

"Quiero mi príncipe negro, mi castillo resquebrajado...Quiero mi chico feo, quiero mi vertedero..."
¿Es tán difícil encontrar, me pregunto, un cajón vacío con telas de arañas, dónde debería estar una seguridad multicolor?
"Quiero mi basura de historias desconocidas, quiero mi cajita de cristal que chirria...Quiero mi cementerio enterrado en una mina, quiero mi palacio de música cristalina..."
¿Es tan difícil perder lo que nunca he tenido?

Una sinfonía rota, una sonrisa quebrada...unos ojos que lloran y unas lágrimas que miran...
Mi luna tiene cráteres desconocidos, me caigo en ellos y me muero de frío...
Y revivo...


Quiero...a ti

martes, 30 de septiembre de 2008

Una palabra que se la puede llevar el viento, el mar, el dolor...nunca la olvidaré. ¿O quizá sí?


No sé ni si ha sido una ilusión, un doloroso pero certero sueño que no existe, o una verdad que sólo iluminaría con su luz una parte de mi noche. Quizá me gusta la noche, también. Sí, Zazish, esto es muy confuso. Demasiado, seguramente.
Todavía veo su rostro, con esa mirada que no sabrían definir mil palabras, y sus labios que se movían al son de su saludo.
"Hola"
Esa palabra promete con mantenerme en vilo toda la noche, hasta que le vea otra vez. La lógica dice que es una pura coincidencia, que es a lo mejor tan extrovertido que saluda al primero que pasa...Pero, desgraciadamente, no llego a creermelo. ¿Cómo él, que pasa casi todo su tiempo sólo, que tiene sus ojos que sólo se fijan en las nubes, el vacío o....yo, sería así?
Creo que va a 3* de E.S.O. Su nombre...sigo sin conocerlo. A veces se escapa del colegio y se mete por el parquecito solitario de al lado.
Es lo único que sé de él.


Me pregunto si soñar con sólo una simple palabra entra en la categoría "estar enamorada"...
¿Puede provocar tanto?

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Oh, no

Ahora realizo que es verdad. Me han bastado treinta minutos para soñar y reunir todos los datos. Es estúpido, egocéntrico pero...quizá real.
Cada vez que le he mirado, él me ha devuelto la mirada. Y eso....
No es posible. Me hago ilusiones, seguro. Pero, ¿y si fuese verdad?
No puedo acabar como mi amiga. Tengo que conocerle, hablarle. Pero, ¿cómo? Mi timidez me vence, la certitud de no estar a la altura, de volverse en ridículo, se sobrepone a todo.


No...¿no puedo ser por una vez atrevida, sin miedo? Y él, ¿porqué no da el primer paso?
Supongo que por las mismas razones que yo...
Jirones de niebla me turban el razonamiento...

Personas de desconfianza




Algo tan horrible como eso no puede existir...
Todavía veo sus risas. Sus miradas de desprecio. Todavía noto cómo la tierra cede bajo mis pies.
¿Cómo te debes de tomar que personas de confianza, cuando les susurras que alguien te gusta, sólo puedan decir eso? ¿Sólo puedan echarme en cara cualquier cosa?
"¡Si tiene una nariz enorme! ¡Y granos! ¡Y está acompañado de un friki!"
Y a mí que más me da. La respuesta se me ha quedado en los labios, en mis labios de piel arrancada que nunca dejan pasar las palabras. Y a mí que más me da todo eso. Yo lo único que quiero es comprensión, no críticas.


Sólo dos se han quedado calladas. Una de ellas me ha sonreído, mientras la otra se apoyaba en su amiga, triste. Está así desde hace varios días. Le gusta un chico lejano que la mira, la intenta poner celosa, pero no le habla. Y está completamente rayada.
Ella me comprende. Lo noto en su mirada, sus ojeras de no dormir, su voz cansada que me cuenta sus penas. No han salido de ella muchas risas en esta semana. Con razón.


Es una amiga de verdad.


¿Por qué la vida es cruel?

lunes, 22 de septiembre de 2008

Dependencia y dudas


Esos primeros días fue mi sol, el sol que iluminaba las nubes plomizas y las convertía en simulacro del paraíso. Ahora es una necesidad de verle pasear en el patio, de ver sus ojos en mi busca. Yo le respondo, con todo mi descaro escondido. Le necesito. Y necesito que me necesite a mí. ¿Es eso improbable?
No quiero que sea como una cosa en la que gire mi existencia. Puedo ser su luna, pero si me envía al otro lado de la galaxia no volveré. Mis heridas se curan, pero muy lentamente.
No sé ni lo que estoy diciendo. Amor y desconocido no van bien juntos, de eso sé más que nadie. Desgraciadamente.
Pero no es su físico lo que me atrae más de él. Ni mucho menos. Podría quedarme mil años frente a un papel, no encontraría palabras para describir el porqué de mi atracción por él.
Pero no me fío. Todavía está ese agujero en el pecho que creé yo misma. Todavía está ese miedo a estar equivocada.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Miradas cruzadas


Esta vez, no me he arrepentido.

He podido mirarle sin miedo. He podido saborear ese momento en que nuestras miradas se han cruzado. He podido notar ese hormigueo cuandoe notado que sus ojos me buscaban, que paseaba varias veces solo delante de mí.


Me he emocionado, y por una vez, no me he sentido culpable.No sé ni su nombre. No sé ni su clase. No sé nada. Pero me gusta, me gustan sus ojos castaños que me buscan. Me gusta su pelo medio largo. Me gusta esa manera de mirar que tiene.


¿Es estúpido? Es mi manera. Cómo que justo entonces sonaba en el iPod una canción de amor, con las pocas que escucha mi amiga.


¿Coincidencia? ¿Acaso la vida no es sólo millones de coincidencias?

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Esta chica que os mira través del ordenador


Yo. Para algunos una desconocida al entrar aquí, y salen sabiendo de mí más que yo misma. Quizá este desvelando una personalidad que ignoro a través de estas palabras. No lo sé. Lo único que puedo deciros de mí es que soy imprevisible, tanto en la vida como aquí. Pueden salir de mi boca cosas muy reflexionadas o completamente espóntaneas, especialmente extrañas o demasiado vulgares. Me puede dar por un momento de decir barbaridades, y por otro de estar muy tranquila. Lo único que se queda siempre igual es mi pasión por el negro y al escritura. También que me gusta la solitud, el viento en los días nublados y las lágrimas que corren por mis mejillas. Significan que no estoy alegre, pero también que esta noche, entre miles, sí que podré dormir.

Algunos dirán que tengo una manera muy particular de ver el mundo. Otros que soy tremendamente banal. No sé lo que soy, aparte de una doceañera que no sabe lo que quiere. ¿O sí?

Quizá sólo sea una niña que mira un árbol cortado, con el rimel puesto para la ocasión que se le cae por las mejillas.

Este blog

El último blog que hice me gustó. Mucho. Lo actualizaba más o menos a menudo, pero había una cosa mal. No guardé lo que había escrito. Resultado, todo se me perdió cuando cambiaron la página Web, y me quedé con nada en las manos. Un verdadero desastre.
Con este voy a tener mucho más cuidado. Cada palabra, cada foto, cada minúscula cosa que sea creada aquí la guardaré también en otro lugar. Para no perderlo otra vez.


En algún lugar tengo que ir sin máscara, digo yo. En algún lugar tengo que desahogarme.

En algún lugar tengo que ir sin más cara. En algún lugar me tendré que soltar de las cadenas de la timidez, de las ataduras del miedo.
Este es el lugar, obviamente.
De pequeña, ansiaba llegar a la luna para poder dormir ahí, y quedarme segura de que nadie me molestaría ahí arriba, tumbada en el cruasán plateado. Más tarde, quería que fuesen mis secretos que durmiesen allí tranquilos. Ahora quiero que todo mi ser pueda mecerse ahí, arropada en el sosiego del silencio, mirando las estrellas efectuar su danza con mis ojos bien abiertos, y poder descansar en la paz de ese lugar alejado.
Pero como no puedo, intento hacerlo de forma virtual, creando este blog. Un santuario en el que dejo que se introduzca un ruido suave, el de vuestros comentarios. Pero cierro la puerta a lo demás. Ya tengo bastante con lo que se oye desde mi ventana.
Una pequeña capillita en la que sólo rezo a mi corazón, a mis pensamientos. En la que sólo admito unas cuantas imágenes, y palabras, palabras.
Esas palabras que dan vida a tantas cosas en mí.