martes, 3 de febrero de 2009

Diario de una piruleta sin sabor 18-01-09

Tengo una pregunta, no-sé-cómo-te-llamas-diario, pero tampoco sé si decírtela. Hay mucho lío en mi cabeza, ¿sabes? Y no sé qué hacer para desenredarlo un poco, ese es el problema.
Bueno. Lo voy a intentar otra vez, ¿vale? Eso de decir lo que te ha pasado en el día y luego comentarlo subjetivamente -que raro suena esa palabra, ¿no crees? No me acaba de gustar- para así ordenar sus ideas. Esperemos que funcione.
Hoy me he levantado como todos los días, o sea, con el ordenador bajo mi cama, las mantas tiradas al lado; demasiado cansada para preparar el desayuno a mis padres, pero lo suficientemente despierta para gruñirles cuatro cosas. Aunque creo que ellos no ven la diferencia dado que su cabeza está tan llena de cerveza que no son capaces de diferenciar unas palabras cariñosas de unos insultos.
Liz me estaba esperando. Me ha seguido hablando de lo mismo de ayer, que me empezó a contar en el chat, algo sobre una película muy buena que ha visto y que el actor le ha encantado y no sé qué más.
Me gustaría dedicarle un trocito de estas páginas a Liz. Puede que te parezca muy superficial, no-sé-cómo-te-llamas-diario,pero es en realidad una muy buena amiga. Nunca me pregunta nada de mis padres, ni de qué pasa en mi casa como para que yo tenga siempre esa cara de entierro. Simplemente, un ¿cómo estás? o ¿te sientes mal? le sirve. Asiento, niego, y cuando no añado nada más, se calla y cambia de tema.Dulce Liz.
Volviendo. Luego, han pasado las clases lentamente, con sus notas, sus ejercicios...en fin. Hasta las cinco de la tarde, cuando al cruzar la calle la mujer con sus niños que estaba en el cruce de enfrente ha sido atropellada.
He aquí mi pregunta.
¿Por qué la vida es tan repugnante?

Como veis, he seguido^^