17-01-2009
Hoy se supone que mi madre debía de devolverme el favor que le presté al callarme delante de papá que había salido la noche de Reyes en vez de cuidarme. Él pretextó que tenía que trabajar en la oficina por que su jefe le necesitaba, pero yo sabía qué había quedado con Elena, la pelirroja que conoció en el bar de abajo. Le ordenó a mamá de encargarse de mí, pero cómo pasa estos últimos tiempos, ella no le hizo ni el más mínimo caso: salió con sus amigas y me dejó sola, pero no sin antes pedirme que me calle la boca. Lo que hice, claro, a condición de que me diese algo a cambio. No, lo siento, no le podía hacer el favor simplemente por ser mi madre, y todo el rollo que sigue. Por que ella no me ha tratado estos últimos meses como hija, sino como a una sirvienta que le debe mucho. Guay, ¿verdad?
Bueno, todo esto para decir que hoy, a cambio del dicho favor, me ha comprado este diario. La verdad es que no me lo esperaba: creía que me tocaría máximo una de esas horribles minifaldas rojas que le ha dado por comprarme en Navidad, o una pequeña joya dorada de esas que valen dos duros. Sé que este cuadernillo de un centenar de páginas no cuesta más, pero... es otra cosa. Digamos simplemente que, cuando me lo ha ofrecido atado con un lazo suave y negro, he creído ver en sus ojos una sombra de lo que era antes. Sólo una sombra, sin embargo; mejor que no me haga ilusiones pues Estefanía Dolores Díaz nunca volverá a ser mi mamá Steph. Desde que empezaron a pelearse, mis padres han cambiado. O quizá soy yo, mira; por algo dicen todo eso de los trastornos de la adolescencia. Aunque hay que confesar que, si una persona ha pasado de ser una madre pesada y demasiado afectiva a una mujer de treinta y cinco años que sólo tiene ganas de salir de fiesta, creo que se puede percibir que ha cambiado algo.
Olvidemos todo eso, ¿vale? Centrémonos. Se supone que un diario sirve para contar todo lo que te ha pasado en el día, ¿no? Y comentarlo de manera subjetiva. Lo he leído en el diccionario: tenía tantas ansias de inaugurar con dignidad esto que he llegado a buscar la palabra por que no sabía cómo empezar. Digamos que voy bastante mal, como se puede observar: sólo he contado que me han comprado un diario.
Procesemos en orden. Por la mañana, me he despertado a las seis de la mañana para regar las plantas que hace tiempo que están olvidadas; el jazmín ya se ha marchitado por completo, así que ya no podré oler su suave aroma por la noche. En fin, tampoco puedo pedir un perfume todos los días al acostarme, ¿no? Sería mucho pedir.
Luego, he ido haciendo las tareas de la casa y he desayunado. No sé que pasó ayer, pero había más de tres platos en el fregadero y las copas olían fuertemente a vodka, además de que toda la cocina apesta a cigarrillo. He tenido que tomarme la leche fría, por que no me atrevía a accionar el microondas. Vete a saber si han trasteado con los cables...
Mis padres se han levantado a las once... mira, ya no tengo ganas de escribir más, ¿sabéis? Se puede suponer que han ganduleado durante todo el día y que han vuelto a salir esta noche con cualquier desconocido, dejándome otra vez sola. Normalmente veo la tele o me conecto a la red, para chatear con Liz, pero hoy no tenía ninguna gana... y aquí estoy.
Son más o menos la una de la noche, y yo sigo escribiendo. Aunque no pasa nada pues mis padres no van a volver hasta las cinco de la madrugada, y no se van a dar cuenta de nada. Como siempre.
Creo que voy a ir un momento al chat. Necesito hablar un poco con alguien que no sea un zombi fumador, dios; por lo menos, no me da la impresión de que no logran entenderme...
Buenas noches
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Aviso ya: no es mi diario. xD Parece un poco estúpido, pero no quiero dejar margen de duda. Todo eso me lo he inventado yo, o sea, no tiene nada que ver con mi vida.
Es un poco patético, pero quería escribir un diario desde hace tiempo. Lo encuentro muy...con muchos horizonntes. Lo bueno es que puedes decir lo que quieras en un diario, al fin y al cabo ^^
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Hace 3 años
