
Me mentí con el peor embuste que se me puede haber ocurrido.
Tenía sabor a óxido, y color de luz mortecina; olía a quemado y tocarlo era cómo pasar el dedo sobre una madera llena de astillas. Y lo peor: me lo creí.
Me lo creí hasta hablar de él aquí, contar sus florituras, sus detalles, mis ilusiones que nacían por él, ¡todo lo que creía que me salía del corazón!
Pues no.
Ha sido todo una mentira. Me he dado cuenta hoy, al notar una inexplicable bola de pinchos en mí al ver cómo un chico besaba a otra. Ya sé que es estúpido cambiar de opinión tan rápido, me direis que soy más estúpida y superficial que cualquier cosa en el mundo....pero, ¿qué se puede hacer contra la verdad?
Estúpida mentira. Ahora estoy triste, agarrada a un madero que no sé si existe, en medio de la nieve, y maldiciendo a ...¿quién? ¿A esa chica que me ha arrancado de ese bienestar en el que estaba, rodeada de embustes? ¿A ese Él por siquiera existir y ser la mentira?
No. Me maldigo a mí misma, o a mi subsconsciente, por haber liberado ese secreto de su cárcel de promesas vacías de tranquilidad en el peor momento. Frágil estoy, y no puedo hacer nada. Dudo de la realidad, de las amigas, pero de eso no.
Me has hecho desgraciada, amor idiota. Por que no es normal que, sin conocerlo de nada, me duela el corazón al verlo con otra.
Se despide una niña estúpida...